El Sonido del Viento

Aaaah! La imaginación de algunos individuos no dejará jamás de sorprenderme. Mirad, dos tubos anclados al manillar de nuestra bici por los cuales, al pasar el viento, saldrán sonidos dulces parecidos a los de la ocarina -siempre según Joseph Kim, su creador-. Con unas teclitas en el manillar podemos modular el sonido para crear notas, que a su vez, sonarán más fuertes o más suaves según lo rápido que le demos al pedal. Se llama The Sound of Wind. Hasta el nombre es genial ¿no? El tiempo libre tiene estos efectos sobre el ser humano, aunque sobre algunos más que otros.
Por cierto, este aparatejo y muchos inventos geniales más podréis verlos en la web de diseño industrial Yanko Design. Merece mucho la pena una visita de vez en cuando. A buen seguro que os sorprenderá.

Via: Hispasonic

El hombre al que le sobraban tres

Nunca dejo de sorprenderme respecto a qué consagran su vida ciertas personas. Lo último que me ha dejado con la boca abierta ha sido el empecinamiento en el desarrollo de un vehículo todo terreno de una sola rueda por parte del sr Charles F. Taylor. Se puso manos a la obra en 1939 y nadie hubiera dado un duro por su empresa (ni nadie lo dió en realidad), pero este americano al menos consiguió algún prototipo que, aunque no se acercaba al de la imagen de ficción que encabeza esta noticia (ejem!), al menos le dejó esa sensación ingrávida en el cuerpo que un cachivache así debe proporcionar. Deleitaros con el vídeo (increíble que eso funcione) y con la página web dedicada a su patente.

Video aquí

Página web aquí

Via: Motorpasión